La
actividad económica empresarial, al unísono con la situación
global de toda la sociedad, se encuentra en un momento clave. Un
momento de desconcierto y falta de confianza que impide de manera
clara mirar al frente y emprender un nuevo camino cuando una puerta
se cierra.
Es
responsabilidad de las Administraciones fomentar el desarrollo de
actividades emprendedores, creando un marco legislativo acorde al
surgimiento de dichas actividades, fomentando el mismo y su
desarrollo pleno, pero es responsabilidad de todos los ciudadanos y
entidades de cualquier ámbito público o privado, dotar esas
actividades del grado de reconocimiento necesario para fomentar en
los mas jóvenes el concepto de emprendedor, su valía, su
sacrificio, su capacidad de esfuerzo y su situación de generadores
de empleo, riqueza y bienestar social, configurándose como
sustentadores de una buena parte de los servicios sociales necesarios
en cualquier sociedad.
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